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viernes, 5 de noviembre de 2010

Una "AN" sin "N"...

Desde hace unos días me trae de cabeza la novela de José Saramago(QUEPD) † : “Ensayo sobre la lucidez”. Sólo transito las primeras 120 páginas y no logro calmar las ganas de darle un espacio a ese indomable pulso de la cotidianidad; ese, que termina blandiendo teclas detrás de un sentimiento.


Y es que el Sr. Saramago se adentró en su obra exigua –antes de partir– a dibujar el comportamiento social en masa, como ningún otro.

En esa desazón que produce la calle de las seis de la mañana, de la seis de la tarde y de la lluvia que pareciera ensañarse con nuestra gente, comienzan a salpicar las palabras tras la estupidez de algunos políticos luego del 26S.

¡No es posible!... ¡En verdad no lo es!... ¡Hasta cuando!...

El 26S se parece a lo que Saramago propone en su novela como: “un momento de lucidez en medio de una demencia generalizada”… En mi opinión, el 26S cae como un “coscorrón” sobre la sensatez y la sindéresis…

Un 34% de abstención en elecciones que históricamente rozan el 52% y el “renacimiento” de una oposición en el seno de la Asamblea Nacional, para mí, ¡es muy, pero muy bueno!... Inclusive escuchando a uno de sus más conspicuos e inauditos representantes decir esta infeliz frase, a tan solo tres días de las elecciones: “Este es el principio del fin de Chávez” (Enrique Mendoza – 29/09/2010)...

¡Así son ellos!... ¡Algo torpes!...

No entender que la lucidez de un pueblo entero al acudir masivamente en un 66% al acto electoral, es un gran triunfo de todos, es ser terco como una mula, sin argumentos y sin posibilidades para sostener un discurso en cuatro palillos de dientes…

Ahora bien, por otro lado, encontramos a un gobierno que en su posición eternamente maniquea de “blancos y negros”, es incapaz de reconocer al contrario en su paso adelante. Ese que resume indiscutiblemente a un opositor que no es golpista, ni mucho menos; el del opositor de a pie; aquel que cruza la calle con los motorizados pisándole los talones; el que sumó en el voto lista (muy cercano al que entendemos como popular) un “empate técnico” con los simpatizantes del gobierno; el que no quiere “¡salir de Chávez ya!...”, pero que, con todo el derecho que le da ser Venezolano, prefiere otro modelo político y de gobierno para sí y para los suyos.

¡Así es el gobierno!... ¡Algo torpe también!...

He aquí entonces cuando entro en etapa de animación suspendida y quisiera ser congelado por unos cuantos años y despertar a ver en Youtube qué dijo el presidente el 4 de diciembre del 2012 en aquel balcón –si es que logró alcanzarlo– y que dijo su opositor sino logró suplantarlo…

Pero lo que más me trae de cabeza –además de la novela– es lo que comenzará a ocurrir en Enero próximo cuando se inicien las cesiones de la nueva Asamblea Nacional en medio de este pastel dividido con mayoría oficial.

Permítanme ser, en este instante, algo pesimista… ¡Lo siento!, pero no avizoro buenos tiempos ya que los modelos a defender en cada trinchera, son “literalmente”, irreconciliables… Derecha. Izquierda. Ultra derecha. Ultra izquierda. Capitalismo. Socialismo. En fin, modelos políticos; ideológicos; de vida; que no se entienden –lamentablemente–.

Si partimos de la premisa de un enfrentamiento ideológico y enmarcado en la “lucha de clases”, lo que pareciera sobrevenirnos es la inanición y la parálisis que se generará a raíz del mismo.

Es allí donde el sentido común de nosotros; los que no participamos directamente en estos estadios de discusión y vida política, puede convertirse en transformador de posiciones en busca de alguna forma de equilibrio que nos dinamice… Pero esto lo haremos en nuestras casas, familias, trabajos, comunidades, concejos comunales; en fin, en nuestro cotidiano andar…

Debemos entendernos como individuos que, con sólo conversar con argumentos y convicción, podemos lograr que las cosas se vean diferentes; como lo que son: un sinfín de momentos y de avatares de los cuales aún –lamentablemente– no somos totalmente protagonistas…

No podemos permitir que la nueva “AN” se instale sin la “N” que nos denota como “País Nacional”… Como ese pueblo que quiere vivir lo mejor posible y que para ello necesita que logren, dentro de su seno y su hemiciclo, un mínimo acuerdo de gobernabilidad para que el país fluya y no se convierta en una carabela con Himno, Bandera y Escudo Nacional…