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viernes, 13 de enero de 2012

El cuento del mundo al revés...

CELAC - Integración de culturas.
"Hay unas tardes de sol primaveral en que se oyen más las chicharras que los carros, y uno duerme en el piso número quince de un rascacielos de vidrio soñando con el canto de las ranas y el pistón de los grillos, y se despierta en unas albas atronadoras, pero todavía purificadas por los cobres de un gallo. Es el revés de los cuentos de hadas: la feliz Caracas."

Gabriel García Márquez

Cito con alevosía al Gabo en momentos de lucidez y de infelicidad colectiva. Vaya locura en la que puede sucumbir un país ante su incomprensión. Vivir en Caracas, en Maracaibo o en San Cristóbal, puede llegar a ser infernal. ¿Pero quién la hace invivible?... Cada vez me convenzo más que somos nosotros mismos en esta especie de mundo al revés en el que vivimos.

El Gabo fotografió de manera única a Latinoamérica en <<Cien Años de Soledad>>. Allí ocurre todo lo que un nuestra atribulada tierra puede ocurrir: travesías continuas de pueblos; generaciones enteras viviendo mágicamente su soledad, su cotidianidad y su tragedia; barcos inmensos encallados en ríos; al Coronel Aureliano Buendía levantando los brazos ante el pelotón de fusilamiento, en medio de un ardor insoportable causado por los golondrinos que le carcomían las axilas; en fin, un mundo de soledades que se confunde sigilosamente con la realidad.

La humanidad de hoy está sumida en una realidad que nos empuja a cambiar y a abrir espacios a otros modelos. Modelos que apunten a ayudar a la gente a vivir mejor. Que soporten un crecimiento sostenido en el cuidado del medio ambiente y en el respeto a la soberanía de los pueblos a asumir sus caminos libremente.

¡Allí comienza la diatriba! ¡Allí nos sorprende la locura de una sociedad incomprendida!...

Son las 07:30pm y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe está siendo instalada. Es un hecho trascendente reunir a los países de esta gran tierra en una sola voz; una voz altisonante y sabia que busca asumir sus retos y sus modelos sin intromisión.

¿Acaso nos queda alguna duda de que Latinoamérica y el Caribe son  <<una gran tierra>>? ¿Qué en ella se puede construir un gran eje de desarrollo humano y de grandes patrias? ¿Patrias independientes pero integradas en un sentimiento de libertad y de soberanía?...

Tenemos una silueta de mujer con caderas anchas y piernas bonitas. De hombres con espaldas fuertes y cabalgadura irreverente. Tierras fértiles por doquier. Ríos caudalosos que atraviesan en (sugiero: como) venas atiborradas de vida todo el continente. Selvas amazónicas que vierten a la atmósfera un gran porcentaje del oxígeno que respira. Inmensos yacimientos de petróleo y gas. Grandes extensiones de mar con reservas incalculables de vida acuática. En fin, somos una tierra grande y la pregunta que cabe hacernos es: ¿Debemos o no unirnos? ¿Tenemos o no que andar enlazados en aras de una vida mejor para nuestros pueblos?

En mi opinión, no queda otro camino... No hacerlo, es perder la oportunidad que el momento histórico nos ofrece de armarnos del valor político para hacernos sentir como una sola voz.

He allí en donde te asaltan los cuentos del mundo al revés: Cacerolas que suenan en contra de ellos mismos en un sentimiento mezquino. En aquél en donde unirse e intercambiar valores históricos y de futuro, significa regalar nuestro dinero. En una <<mesa de la unidad democrática>> que prefiere revisar las instituciones existentes -como la OEA-, porque es más fácil y menos burocrático...

¡Vaya, vaya!... No terminan de entender lo que ocurre en nuestro país y en el mundo. Aún nombran con nostalgia los modelos económicos y políticos conocidos que andan rodando por el piso de todo el mundo; naciones enteras en quiebra y otras ocultándolas cínicamente, y aún las defienden como los modelos a seguir. ¡Qué fallo!... -diría Rubén Blades


Estoy convencido que ese no es el modelo a seguir, y que tampoco es éste el que en Venezuela se gesta en  <<Revolución>>. Sigo trajinado en la necesidad de un camino intermedio. Ese que hará que todos estemos incluidos en él y que termine de una vez por todas con esta locura de cuentos al derecho y al revés de nuestros enardecidos días...

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