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jueves, 1 de abril de 2010

El matrimonio...


“El matrimonio es la unión de dos libertades que participan de la fiesta de la vida”... (Facundo Cabrial).

Facundo en esta frase encierra un abismo en una caja de fósforos, y me sirvió para escribirle estas líneas a una amiga que se casaba al día siguiente...

“Amiga, mi primer consejo es que no pierdas tu libertad en nombre de ese hombre que amas, pero tampoco le permitas a él, que la pierda por ti; esa es tu tarea; que él, haga la suya.

El matrimonio debe ser un ápice de libertad para ser y para crecer. Libertad para hacer lo que se quiere y se debe. El apoyo que se necesita del otro para lograrlo, depende de él; quedará en sus manos darlo...

Para que estas libertades se unan y se puedan ir de fiesta, solo hace falta una palabra (casi un cliché, por cierto), la cual se transforma en una decisión que cambia con el tiempo: Comunicarse en los acuerdos con entusiasmo y en los desacuerdos con firmeza, pero sin el arrebato adolescente de la descalificación.

El matrimonio es un hecho inédito que une a dos personas que tal vez ni se conocen, y que se abrazan en un sin fin de emociones que los empujan a conocerse. ¡Pero cuidado!, conocerse, ¡no es suficiente!... es sólo la génesis de algo que también suena a cliché, pero que es vital: el respeto. Respeto por tus convicciones, por tus valores y por tus principios.

EL matrimonio es un acto de unión, no de compromiso. El compromiso suprime la libertad porque inevitablemente te hará hacer cosas que no quieres. Es allí donde los valores y principios actúan a través de la comunicación y se impone la libertad de no hacer lo que no se quiere hacer y de abalanzarse sin pudor sobre lo que si se quiere hacer.

EL matrimonio es un acto en el cual, eventualmente, habrá que hacer concesiones. Que sólo sean para hacer más divertida la fiesta y para que las libertades salgan a bailar sin parar. Jamás permitas que la concesión que hagas, vulnere tus valores y tus principios; eso no te lo perdonarás.

EL matrimonio es una fiesta en la cual, los amigos son tus principales invitados. Ellos te harán reír de tus problemas y te darán el espacio que definitivamente tú pareja o tú familia no te pueden dar. Los amigos son eso: “la familia que escogemos entre extraños” (Rubén Blades...)

Mujer, hombre: disfruten su libertad; disfruten su fiesta y disfruten su amor.  La vida es un tablón montado sobre unas balanzas que deben estar en equilibrio; sino se cae de coñazo (y disculpen lo coloquial)... Y, aunque ese coñazo, de vez en cuando es necesario y hasta sabroso, mejor es bailar, que caer...

Así es el matrimonio: un montón de cosas en equilibrio que solo la libertad puede mantener.

Amiga, en principio pensé en escribirte sobre lo que el hombre espera de la mujer; pero no me cuadró bien... Creo que lo importante es poner en justa dimensión, lo que esa unión necesita, tanto del hombre como de la mujer para sobrevivir a los avatares del tiempo, del afán del día a día y de la devastadora rutina que abruma con los años...

Tu amigo
Herbert"

miércoles, 31 de marzo de 2010

Mujer...

Mujer, hoy amanece claro, y contigo a cuestas. Cuando abres tus ojos ya estas allí: viva ante la necesidad de correr tras tu necesidad; tras tus ganas de crecer y dar todo de ti a los tuyos, y a los no tan tuyos también.

Mujer, el inicio de tu dia se vislumbra duro: siempre lo será y lo sabes. ¿Cómo sorteas ese camino empedrado? ¿Cómo lo logras? ¿Cómo haces para escabullirte de cada resquicio de luz entre piedra y piedra?

Ya sé, ¡creo saber cómo lo haces! Subes la mirada, y tus ojos, sólo ven al frente: sólo ven la luz al final del camino y sólo piensas en llegar sin importar como. ¿Sabes?, te admiro por eso; siempre lo haré...

Mujer, hoy transcurre tu día como todos: con sinsabores y con alegrías; con lágrimas y sonrisas; con miedos y arrojo digno a vencerlos. Cuando abres linderos no hay quien te detenga. Sigues allí, bregando sobre tu tiempo como si fuera el último en vivir....

Mujer, a esta hora tal vez tienes sueño; ¡estas cansada! Pero sabes, como nadie, que no puedes desmayar; que el dia no culmina aún. Que apenas se asoma a la mitad y aún quedan horas para seguir en lo tuyo. ¿Cómo lo logras? ¿Cómo haces mujer para sostener tu cansancio? ¿Cómo haces para franquear cada minuto faltante sin claudicar?

Ya sé, ¡tal vez creo saber cómo lo haces! Te observas a ti misma y te das valor: sumas terquedad a tu andar y eso, te da energía. ¡Ah!, se me olvidaba; en tu casa, hay alguien esperando. !Eso también te da fuerzas!... ¿Quién te espera? No importa, también le darás lo mejor de ti, y eso, también te motiva.

Mujer, hoy anochece con lentitud y cuando quieres posar tu cuerpo en el descanso, aún hay cosas que hacer. Cuando quieres cerrar tus ojos, tu entrega imbatible a la responsabilidad no te lo permite. Te mantienes allí: incólume ante el tiempo y a la adversidad...

El fin de tu día en desparpajo absoluto, no deja dudas de lo duro que fue. Por un tiempo sabes que será así; aunque sabes que puede cambiar y que depende de ti: de que sigas en lo tuyo, en vivir cada segundo como si las agujas del reloj fueran a detenerse. ¿Cómo lo logras? ¿Cómo haces mujer para permitirte perder tu vida sin darte cuenta? ¿Cómo te lo permites? ¿Cómo te lo permiten?...

Ya sé, ¡de esto si no me queda duda! ¡Ya sé como lo lograste!

Un día mujer, te sentaste frente al parque: el día era asoleado, de árboles de un verdor inclemente a lo citadino, al smog de nuestros días. Allí, en el banquito mejor arreglado; aquel que no esta roto y que te apoya en la espalda, decidiste hacerlo. Decidiste ser mujer; ser madre; ser abuela; ser trabajadora; ser vecina; ser familia; ser sociedad y, por sobre todas las cosas, ser honesta y de una ética infranqueable...

¡Claro mujer! Al tomar esa decisión, no puedes ser diferente...

No cambies tú esencia. Sigue siendo lo que eres con premeditación y alevosía. Pero propongo entender algo: la pareja se hace igual que las matemáticas; sumando uno más uno igual dos (no uno, como reza aquel mito del amor sin límites; que por cierto, ¡no existe!...) Dos, que sumando sus fuerzas siempre abrirán espacios para que cada quien haga lo que quiere y debe hacer, sin temor a perder al otro y sin pudor sobre el amor...

Esto hará de la dureza del trajín diario, un halito de esperanza al reencuentro de nuestro ser y de nuestros sueños...

martes, 30 de marzo de 2010

Hoy me dejé de pendejadas...

Hoy decidí dejar de envíar correos con adjuntos a mis panas y a los conocidos y a los que no lo son tanto... Hoy, después de un largo tiempo de hacerlo, y de posponer mis desazones a este espacio del mundo que llaman blog, me dejé de pendejadas y le voy a echar pichón...

La "palabra implacable", como lo bauticé, no es más que un intento de rayar en mi conciencia y en la de las personas que osen leerlo, lo importante del rescate de la palabra en nuestros tiempos, pero también lo terrible en lo que podemos convertirla: en la sociedad; en la política; en la vida; en la familia...

Los comentarios que publiquen mis panas, los conocidos y los que no lo son tanto, sobre las notas que escriba, serán la principal muestra de que ella (la palabra) hace su trabajo subterráneo en nuestros caminos y en nuestros tropiezos...