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miércoles, 14 de marzo de 2012

El béisbol y la política...

Earle Herrera escribió hace pocos días un artículo comparando los resultados de la oposición en las primarias, con la victoria “pírrica” del Magallanes ante Caribes de Anzoátegui el día aquel del triple empate. El asunto fue que Magallanes ganó el primer juego y quedó exhausto para el segundo; por supuesto, perdió a palo limpio ante los “fresquitos” Tiburones de La Guaira que los esperaban en la “bajadita”...

Pensar que eso mismo ocurrirá el 7-O no es más que una travesura típica de la elocuencia de Earle, pero que demuestra algo de desconocimiento de lo que significa jugar béisbol ——por no aventurarme a decir que sobre jugar en política——. En el béisbol los jugadores no se cansan en esas lides decisivas; ¡eso no existe!... ¡No se diga más!...

La oposición que tanto hemos defenestrado en el pasado en sus participaciones y actuaciones electorales, dio un “inmejorable” ejemplo el 12-F al escoger su candidato presidencial de manera democrática y con una participación abrumadoramente imprevista. No comulgar con ésa oposición, no puede, ni debe hacer perder la sindéresis a nadie. Me rehúso a pensar que esa enfermedad se contagia. ¿Cómo entender que los argumentos que la oposición esgrimió a cuentagotas en cada elección del pasado, sea el mismo que hoy sacude al Gobierno?... “Fraude”... “Fraude”... ¡Vaya!... ¿Ahora sí? ¿Ahora se volteó la tortilla?...

Nuestro estadio de política (no beisbolístico), nos reclama su mejor traje y, hasta hoy, la veo vestida en harapos desgarrados. La polarización extrema genera estos sobresaltos a veces inentendibles. ¿Por qué el Gobierno y sus personeros se “pican” tanto?...

De éstas primarias los más importante a rescatar ——en mi opinión——, es el darnos cuenta en qué país vivimos. Estamos convencidos de Democracia; convencidos de camaradería; de Venezolanismos; de astucia y de torpeza; de vaivenes sospechosos ——hasta de nosotros mismos——.

Cabrujas decía en la inexpugnable entrevista que le hicieran en el año 1987, “El Estado del Disimulo”, que “el Estado es un brujo magnánimo, un titán repleto de esperanzas en esa bolsa de mentiras que son los programas gubernamentales”.

El cambio real en nuestro país se gestará en los seres humanos de las próximas generaciones. Ellos deberán entendernos en una política diferente. Deberán jugar a una política diferente. Aquella que muestre la vida del común de la gente tal y como es. Como lo dice Cabrujas al referirse a su obra Acto Cultural: “Creo que la sociedad Venezolana, está basada en una mentira general; en un vivir postizo. Lo que me gusta, no es legal. Lo que me gusta, es un error. Entonces, tengo que mentir”. El tino de Cabrujas no deja de asombrarme por su vigencia atemporal. 

Mentirnos y engañarnos continuamente es nuestra peor tragedia. La política de la mentira nos tiene en este “tírame y encoge” que ya nos confunde a todos. Al punto de ya no saber que es verdad, y que es mentira.

Mentir en el béisbol, es normal. Si no mientes en tus intenciones, el manager contrario te descubre la estrategia y te gana. Mentir en política, pareciera ser normal, pero que daño nos hace...

Rebelión en vivo...


Estuve más de 2 horas escuchando la alocución en vivo de los Presidentes del ALBA asumiendo posiciones ante la realidad continental y mundial... Aunque en algunos tramos de ella, tuve sobresaltos llenos de «cuestionamientos» ——propios de la nocturnidad y de otras certezas——, me preguntaba: ¡¿Vaya?!... ¿Será que la era de la «Rebelión en vivo» es algo natural?... ¡Fue un sacudón!...

Escuchar a Evo ——quién para mí es el real representante de la «revolución indígena» y de la «resistencia» en Sur América——, decir que «debemos meternos en el monstruo para seguir venciéndolo» ——refiriéndose a la próxima Cumbre de las Américas. Y escuchar a Correa decir (en vivo y directo) que no estaba de acuerdo con él, me preocupó... O más bien me «alegró», (sin dejar de preocuparme)...

Estoy seguro que para los que tuvimos la oportunidad de escucharlos, no era natural. Rafael Correa tuvo intervenciones que interrumpían continuamente sin avisar. Daniel Ortega ——un personaje histórico de Centro América——, no dejó pasar la oportunidad de solicitar respeto a los pueblos Latinoamericanos en su incesante conquista... Chávez intentaba poner orden... En fin, algo bastante inusual.

Cierro mi noche convencido que ——independientemente de mí sentimiento o mí convicción——, es bueno entendernos en un país lleno de apertura comunicacional...

Hay personas que piensan que éste régimen es una «Dictadura fascista»... ¡Vaya!... ¡No importa!... Al margen del respeto que puedo llegar a tener por esa opinión ——muy equívoca en mi parecer——, estamos en un proceso que no oculta nada y que inclusive, prefiere ser abierto (aunque a veces muy grosero). No me quedan dudas de que este Gobierno es extremadamente sincero en sus ideas, aunque destruya sin misericordia las que son contrarias....

 No es fácil manejarse entre esas dos posiciones diametralmente opuestas. La «polarización extrema» termina siendo la  peor tragedia que transitamos en nuestro país. Y entender que el mundo está cambiando, no pasa por ser «opositor» o estar con «el proceso Revolucionario» que se inició en Venezuela en el año 1999... Se trata de entendernos inmersos en ese planeta que se mueve en función de algo mejor... ¡En función del Progreso!... ¡En función de no morir en el intento!...

Escuchar a esos Presidentes me dio «ciertas» esperanzas... El mundo necesita unión de países; conversión de planes comunes y concreción en su ejecución... Hoy escuché que era necesario establecer comisiones de seguimiento continuo de ésos planes y de sus resultados. ¡Enhorabuena!...

¿Será que es un sueño pensar que alguien puede cumplir algún día lo que ofrece?... No creo... Venezuela es, y será en mi opinión, un país lleno de gente desbocada en ser mejores...

Yo, apuesto a ella...

viernes, 13 de enero de 2012

Ibsen, Muñoz y Tibisay...


A mi pana Ibsen Martínez, le gusta el béisbol -igual que a mí-. Y digo pana, porque lo vengo leyendo desde que tengo 16 años cuando escribía con Cabrujas, Luis Brito, Nuño y Earle; por no dejar de nombrar a Don Uslar, en aquel cuerpo C memorable de El-Nacional de finales de los 80... Y bueno, ya tengo 42. Pero él no me conoce...

Hoy atiné por casualidad con su artículo titulado «Tibisay». Me zambullí en él como sólo podemos escudriñar en las letras de un gran cronista como Ibsen: «sin miedo»... Cuando leí el título, juro por mis hijas que pensé que se había vuelto loco... La «Tibisay» que conocemos, no se puede «titular» así por más... ¡Le debemos respeto!... ¡Cuidado con una vaina!...

¡Pero no!... Ibsen me la puso «bombita»... El señor Boris Muñoz escribió un artículo y mi pana se atrevió a «curucutearlo»... (De manera interesante, pero no conforme para mí) -por cierto-. Y yo, ni corto ni perezoso, aproveché su travesura para darle piso a una propuesta que vengo martillando con cincel en mi atormentada cabeza desde hace meses... 

¡Vaya momento!... Espero que Ibsen no se moleste si algún día lee éste «manifiesto». En verdad no creo, ¡pero allá va!... Y lo llamo <> porque simplemente así son ellos: «ciertos absurdos, con futuro incierto»...

Ahora bien, para poder entender éste <> (bastante enredado para mí) -por decir algo-, debes leer los dos artículos anteriores en el estricto orden que te los anexo. Si no, estarás algo confundida(o)... ¡No te lo recomiendo!...



¿Ya volviste?... ¡Cuidado!... ¿Vieron qué fue Ibsen no?... ¡Yo no tengo nada que ver!... ¡Qué enredo!...

Ahora voy con mi tesis, pana Ibsen: 

Tibisay «votará nulo», o  «se quedará en su casa»

¡Guaoooo!... ¡Lo dije!... Pues sí, para mí, Venezuela está atiborrada de personas como ella... Y es que, a diferencia de lo que piensan muchos, Tibisay sabe porque lo hace... Su «voto nulo» o su «abstención», será «consciente»...

Y para seguir con el enredo que el mismo Ibsen propició con sus corchetes [  ]..., yo encierro en «llaves» {  } lo mío...

[ Sentado en el banco junto a Tibisay, escogiendo con cuidado cada palabra para no romper el hechizo de nuestra conversación, por fin me atreví a preguntarle: ¿Crees que el presidente deba permanecer por un nuevo periodo?
"No veo un remplazo todavía. Leopoldo no está listo. Mi mamá dice que Pablo Pueblo es el hombre. Se ve fuerte físicamente, pero eso no es suficiente. Y a mí no me convence. Sin embargo, creo que Chávez ya cumplió y que hay que dar paso a otro presidente".
Al decir esto, Tibisay se despidió diciendo que ya había terminado la hora de catecismo y debía recoger a su hija.]
Tibisay, como se ve, no está todavía en ese trance que los venezolnaos solemos describir con la expresión “no aguanta dos pedidas”. Pero me late que para allá va, desde que piensa que Chávez  ya le cumplió.
¡Si tan sólo el candidato unitario supiese acercarse a ella! ]
¡Vaya!... Rescato una frase; el resto, hablan por sí solas...: 

{ "Tibisay, como se ve, no está todavía en ese trance que los venezolanos solemos describir con la expresión “no aguanta dos pedidas”. Pero me late que para allá va, desde que piensa que Chávez  ya le cumplió.
¡Si tan sólo el candidato unitario supiese acercarse a ella!  }

¡Discrepo pana Ibsen!... «Tibisay no aguanta dos pedidas: aguanta mil», siempre las ha aguantado... Además, no hay manera de que un candidato (que llamas unitario por respeto y no sé por qué más), pueda acercarse a ella... 

Ellos, no conocen a Tibisay, ni a nadie que se parezca a ella...

La cercanía de las elecciones presidenciales no nos permitirá encontrar las respuestas y la esperanza de Tibisay. Aquella que comience a darle cabida a un nuevo modelo de política incluyente de sectores que escépticos, prefieren “no alinearse”, pero seguir atentos. Y en otros casos, replegarse en su individualidad y desaparecer al filo del desencanto y la desesperanza.

La ciudadanía en ocasiones muestra un rostro que nos asusta: aquel del radicalismo y de la conveniencia. Es allí donde se encuentra el mejor cultivo para despertar en un nuevo estadio. En mi opinión concreta, aquel que apunta al sendero del equilibrio sesudo, pertinente, asfixiado de buena orientación política y, por supuesto, deslindado de la pretensión oculta del asalto del poder para luego “voltear la tortilla”, logrará darle un buen abrazo a Tibisay...

Yo, al igual que ella, «votaré nulo»...

Y mi consciencia quedará tranquila... Imaginen en Venezuela votando nulo en un 8%... Es decir: «Un millón de personas»...

Bueno, si son más, no me culpen, yo no tengo nada que ver en eso... Pero, ¿vaya golpe no?... Perdón, esa palabra es peligrosa; ¿vaya campanazo no?...

«Votar nulo», es como ir al parque y conseguir la grama verde y pequeñita en un día soleado de trote... El paso será suave, y la grama siempre será tu pie apuntando al ventarrón de una apuesta... Esa, que espera deslastrarnos de ese momento terrible en el cual, hay que votar por quien sea, por salir de alguien... ¡Yo paso y gano!...

Pana Ibsen, Tibisay será pasto de un camino que estoy seguro, nunca apuntará a la MUD ni a nada que se le parezca...


El cuento del mundo al revés...

CELAC - Integración de culturas.
"Hay unas tardes de sol primaveral en que se oyen más las chicharras que los carros, y uno duerme en el piso número quince de un rascacielos de vidrio soñando con el canto de las ranas y el pistón de los grillos, y se despierta en unas albas atronadoras, pero todavía purificadas por los cobres de un gallo. Es el revés de los cuentos de hadas: la feliz Caracas."

Gabriel García Márquez

Cito con alevosía al Gabo en momentos de lucidez y de infelicidad colectiva. Vaya locura en la que puede sucumbir un país ante su incomprensión. Vivir en Caracas, en Maracaibo o en San Cristóbal, puede llegar a ser infernal. ¿Pero quién la hace invivible?... Cada vez me convenzo más que somos nosotros mismos en esta especie de mundo al revés en el que vivimos.

El Gabo fotografió de manera única a Latinoamérica en <<Cien Años de Soledad>>. Allí ocurre todo lo que un nuestra atribulada tierra puede ocurrir: travesías continuas de pueblos; generaciones enteras viviendo mágicamente su soledad, su cotidianidad y su tragedia; barcos inmensos encallados en ríos; al Coronel Aureliano Buendía levantando los brazos ante el pelotón de fusilamiento, en medio de un ardor insoportable causado por los golondrinos que le carcomían las axilas; en fin, un mundo de soledades que se confunde sigilosamente con la realidad.

La humanidad de hoy está sumida en una realidad que nos empuja a cambiar y a abrir espacios a otros modelos. Modelos que apunten a ayudar a la gente a vivir mejor. Que soporten un crecimiento sostenido en el cuidado del medio ambiente y en el respeto a la soberanía de los pueblos a asumir sus caminos libremente.

¡Allí comienza la diatriba! ¡Allí nos sorprende la locura de una sociedad incomprendida!...

Son las 07:30pm y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe está siendo instalada. Es un hecho trascendente reunir a los países de esta gran tierra en una sola voz; una voz altisonante y sabia que busca asumir sus retos y sus modelos sin intromisión.

¿Acaso nos queda alguna duda de que Latinoamérica y el Caribe son  <<una gran tierra>>? ¿Qué en ella se puede construir un gran eje de desarrollo humano y de grandes patrias? ¿Patrias independientes pero integradas en un sentimiento de libertad y de soberanía?...

Tenemos una silueta de mujer con caderas anchas y piernas bonitas. De hombres con espaldas fuertes y cabalgadura irreverente. Tierras fértiles por doquier. Ríos caudalosos que atraviesan en (sugiero: como) venas atiborradas de vida todo el continente. Selvas amazónicas que vierten a la atmósfera un gran porcentaje del oxígeno que respira. Inmensos yacimientos de petróleo y gas. Grandes extensiones de mar con reservas incalculables de vida acuática. En fin, somos una tierra grande y la pregunta que cabe hacernos es: ¿Debemos o no unirnos? ¿Tenemos o no que andar enlazados en aras de una vida mejor para nuestros pueblos?

En mi opinión, no queda otro camino... No hacerlo, es perder la oportunidad que el momento histórico nos ofrece de armarnos del valor político para hacernos sentir como una sola voz.

He allí en donde te asaltan los cuentos del mundo al revés: Cacerolas que suenan en contra de ellos mismos en un sentimiento mezquino. En aquél en donde unirse e intercambiar valores históricos y de futuro, significa regalar nuestro dinero. En una <<mesa de la unidad democrática>> que prefiere revisar las instituciones existentes -como la OEA-, porque es más fácil y menos burocrático...

¡Vaya, vaya!... No terminan de entender lo que ocurre en nuestro país y en el mundo. Aún nombran con nostalgia los modelos económicos y políticos conocidos que andan rodando por el piso de todo el mundo; naciones enteras en quiebra y otras ocultándolas cínicamente, y aún las defienden como los modelos a seguir. ¡Qué fallo!... -diría Rubén Blades


Estoy convencido que ese no es el modelo a seguir, y que tampoco es éste el que en Venezuela se gesta en  <<Revolución>>. Sigo trajinado en la necesidad de un camino intermedio. Ese que hará que todos estemos incluidos en él y que termine de una vez por todas con esta locura de cuentos al derecho y al revés de nuestros enardecidos días...

domingo, 8 de mayo de 2011

Los zancudos y el aplauso...

Con enero en el ocaso, el calor que hace en el estadio es anormal. Es de noche y sus 37 grados centígrados tienen a los fanáticos desbocados en un frenesí desmedido con olor a miedo y a cerveza. ¿Qué pasará con la gente y con el clima? Desde hace algún tiempo, Caracas está sumida entre lo insospechado y lo inaudito.
Hace unos años ——no tan lejanos por cierto——, en pleno bostezo del año, salíamos a la calle con el mejor abrigo posible y nos topábamos con nuestros amigos; con nuestros anhelos de pelo recogido y sonrisa leve; y ——como olvidarlo——, con aquel humo caliente y blanco que brotaba desde nuestra respiración. Era placentero caminar con las manos en los bolsillos y ver a lo lejos hileras de chimeneas andantes de gente que disfrutaba abrir sus bocas y exhalar vapor, como en una suerte de autodescubrimiento que sólo paraba cuando el rayado del cruce peatonal requería tu atención.
El calor de hoy es como el descaro de los políticos: te envuelve, te adormece y te engaña. Y es que en un juego de este calibre, ¡no hay calor que valga!, porque siempre te va a embrujar; siempre te va a arrebujar con sus cánticos, luces, cámaras y actrices y con su aliento a licor y alegría. Total, así somos: un sinfín de emociones en caída libre sin posibilidad alguna de frenar en las postrimerías de lo apacible.
Las torres de luz están particularmente asediadas por animalejos de todo tipo: mariposas, grillos, cerbatanas y murciélagos en vuelo rasante por la tribuna que mantienen a los fanáticos algo distraídos en su euforia.
El estadio, es un amasijo de concreto de techo alto que fue construido como si estuviera destinado a no caerse jamás. Presto a soportar el abatir de un terremoto ——como el que suele asomarse de cuando en cuando por la ciudad; aquella que vio nacer al hombre que tuvo la osadía de retar a la naturaleza cuando la azotó inclementemente——.
Todo en rededor es gris ——y en ocasiones bastante sucio——, pero de un atractivo adormecedor. Asomarse en aquella bocanada de tribuna y en medio de esa nocturnidad iluminada que apabulla, es darle vida a un sueño: gente, algarabía y temor, envuelto por el verdor de su terreno y por el amarillo tierra que demarca a ese diamante que nos pone a retozar año tras año como niños. 
En esa tribuna, se encuentra Amanda, quien disfruta del juego en la zona más privilegiada del terreno para un espectador y que no escatima esfuerzos en quejarse continuamente de la suciedad y de la cantidad de «bichos» que se le hospedan en su largo vestido blanco. A punto está, de pedirle a su amiga Carolina que quiere irse; se debate entre soportar el terror de ver a su amor caer abatido en el juego, o de vivir el gran momento de su triunfo.
Amanda es una mujer «voluptuosa» que sabe muy poco de béisbol ——por no decir que sabe muy poco de nada——, y que viene a menudo al estadio a ver a su esposo jugar.
—— ¡Ay amiga, es que no aguanto! ——exclamó Amanda——. No voy a poder ver a Antonio allí en el medio de esa cosa, con ese gentío gritándole. ¡No, mejor me voy!…
——Esa cosa se llama lomita Amanda, ya te lo he explicado antes ——dijo Carolina——. Además, él está acostumbrado y no siente miedo. ¡Quédate tranquila chica! ¡Disfruta el momento y su algarabía!…
El juego está 3 a 2 en la novena entrada a favor del equipo de Antonio: «Leones del Caracas»  y, aunque Amanda no entiende mucho, sabe que si lanza bien, su equipo le ganará el campeonato a sus eternos rivales: «Navegantes del Magallanes». Hay unos 25 mil fanáticos que vitorean su nombre, mientras calienta el brazo en el «bullpen». El instante le pide saltar al terreno a cerrar el juego en una situación comprometida. Está sumamente nervioso. El sudor que recorre su frente es frío y no logra concentrarse en su práctica.  
—— ¡Qué vaina me va a echar Alfredo! ——dice Antonio sobre su manager——. ¡Tres hombres en base, dos outs y el cuarto bate!
—— ¡Coño Dios, ayúdame que esto es pa’ locos!...
El manager sale a llamar a Antonio a relevar. Él está listo y, para aminorar su ansiedad, atraviesa el terreno en una galopada que alborota aún más a los fanáticos.
El trance que franquea Antonio lo deja sin aliento al llegar a la lomita y en el instante de tomar la bola de manos de Alfredo.
——Bueno Antonio, ¡tú eres el hombre! ——exclama Alfredo——. Haz lo siguiente: lanza dos rectas a las rodillas, una afuera y pa’ poncharlo, una curva del medio hacia la tierra.
—— ¡Coño! ¿Tú crees buena esa curva? ——pregunta con duda Antonio——. ¿Y si se escapa? ¡Si se escapa perdemos pana!
—— ¡Claro que sí!, ¡hazme caso que no se va a escapar nada!
El manager le da una palmada en los glúteos y se va caminando lentamente a la cueva. Mientras, Antonio se quita la gorra, se seca el sudor que a cántaros cae sobre su frente, cejas y ojos. Se arrodilla en la tierra para desamarrarse los zapatos y volvérselos a amarrar. Voltea a la tribuna buscando a Amanda. A los jardines central, izquierdo y derecho a ver si sus jugadores están en posición. A la primera, segunda y tercera base para tener claridad de quienes están embasados. A la pelota para pedirle al árbitro principal que se la cambie por una nueva.
Pronto, se da cuenta que debe encarar lo inevitable de su desafío: toma la pelota, camina a la lomita y se coloca de frente al bateador. Pide las señas del receptor e inicia su movimiento.
Al otro lado del parque hay un enjambre de zancudos que, en asamblea discuten «airadamente», si atacar o no a la gente del estadio. Mario Moreno ——como llaman en la comuna a su líder—— es quien promueve la epopeya ante los miembros de su comunidad.
——Ciudadanos Zanquilargos, ¡es momento de actuar! ¡No podemos seguir permitiendo que nuestros jóvenes acaben quemados por esa luz! Ellos se lanzan sobre esas tortas luminosas en busca de claridad sin saber lo que les espera. ¡Debemos ayudarlos! ——exclama Mario Moreno en tono de discurso político.
Los jóvenes presentes en la asamblea, no entienden que ocurre con las torres de luz, ni con las arengas exacerbadas de Mario Moreno. Para ellos esa claridad se les presenta todas las noches como un hecho de diversión. Allí convergen zancudos, mariposas y todo tipo de animalejos afines a ellos, en una suerte de comparsa carnestolenda, que les permite ver un poco más allá de su encierro comunal.
—— ¿Usnavy, en que onda andan estos viejos? ——pregunta Yon Jairo— ¡No entiendo nada!…
—— ¡Ni la más puta idea! ¡Están como locos! ——exclama Usnavy—— ¡Tenemos que estar pilas pana!…
—— ¿Será que quieren tumbar las torres? ——pregunta Yon Jairo.
—— ¡Eso jamás! Primero muerto ——dice Usnavy——. En esas torres están mis sueños brother
Pepeto, el más viejo y pacífico de la comunidad ——y papá de Mario Moreno——, intenta persuadirlo para que desista de la idea del ataque. En épocas mozas, era el líder, pero la tradición dicta que a los cuatro años debe dejar el poder a su sucesor mayor; algo que él mismo intentó cambiar, pero que no logró concretar al perder en votación cerrada con su hijo hace un año.
——Pero bueno hijo, ¡esa idea es un error! ¡Piénsalo mejor! ——le inquirió Pepeto—— ¿No crees que es una batalla algo alocada? Hablemos con los jóvenes que ellos entenderán que esa luz no es lo que ellos piensan. Que pueden perderse en ella…
—— ¡Pero bueno papá!, ¡ya está bueno! ¿Hasta cuándo aceptamos que esa luz acabe con nuestros jóvenes? ¿Con nuestros planes y sueños?
Las posiciones eran diametralmente opuestas y no había posibilidad de consenso. La tristeza de Pepeto era inocultable. Pareciera que, en comunidades de tradición ——casi monárquicas——,  el consenso se erige como un enemigo a derrotar en pro de la estabilidad.
El ataque fue planificado en la ausencia de Pepeto y, por supuesto, de los jóvenes. Los flancos estaban cubiertos sin falla alguna. El estadio se está tomado por los cuatro costados como castillo medieval por catapultas estiradas de soga y piedra. No hay manera de escapar del enjambre...
—— ¡Esperen la señal! ——dice Mario Moreno en discurso a sus tropas en formación——. Libremos esta batalla como la última de nuestros días. Acabemos con el yugo de esa luz que nubla la vista de nuestros jóvenes con quimeras absurdas de una vida fútil y frívola.
—— ¡Vamos! ¡Hasta la victoria siempre!…
Antonio pide tiempo al umpire de improviso, mientras se asesta una bofetada con su mano enguantada.
—— ¡Pero bueno, ahora si es verdad!... ¡Lo que me faltaba! Un ataque concertado de zancudos en mi cara.
——Disculpe umpire, es que me acaba de atacar un zancudo en el ojo.
La carcajada del árbitro al acercarse, se escuchó en todo el estadio y eso, lo disgusta un poco. Llaman al médico del equipo para revisarle el ojo ——que al parecer, lastimó con el guantazo——.
Antonio vuelve a su faena en la lomita: el primer lanzamiento es una bola fuera de control. El bateador aterriza en la tierra para evitar ser golpeado salvajemente por una pelota que anda a 95 millas por hora. Ella ——la pelota—— no logra, ni logrará jamás ver la cara impávida de un bateador intentando golpearla. Ese ejercicio es físicamente estudiado como el más complejo en deporte alguno, y yo aún, lo veo por televisión.
Las luces del estadio cada vez son más intensas por la hora. La noche está clara y despejada. El juego está por terminar y él sabe que caerá derrotado si se equivoca. El bateador lo reta y antes de tirar la bola, mira por encima de su hombro izquierdo; del derecho; al frente. El sudor se escurre por sus mejillas sin pausa. La algarabía de la gente lo aturde y el nerviosismo lo mantiene abatido en el pesimismo de su desconfianza.
Mientras, el ataque de los zancudos está en ejecución. Mario Moreno encabeza la cruzada. Decide ir a embestir al que, para él, es quien motiva el bullicio y la incandescencia de la luz: Antonio...
Entretanto, los más de diez mil zancudos que integran las tropas, emprenden su vuelo por las gradas para su «punzada en masa», pero los veinticinco mil espectadores dan cuenta de su flaco alcance numérico, y no logran su objetivo.
Antonio inicia lo que se perfila como el último lanzamiento del partido. Mario Moreno vuela cual relámpago directo al ojo; él, está seguro, de que ese es el golpe mortal.
La pelota, luego de un movimiento esquivo de Antonio ante semejante picada, sale despedida de su mano directa al bateador. Va lenta y sigilosa mientras se acerca a Miguel, quien, sin entender el lanzamiento y su trayectoria, decide dejarlo pasar, luego de apartarse del plato.
El estruendo del árbitro al cantar el tercer strike ——y fin del juego——, hace caer al estadio en una euforia incontrolable. La gente se abraza sin conocerse ——algo que sólo ocurre en ese graderío——; trisca de alegría en un zapateo ensordecedor; se sumerge en un rocío de cerveza que impregna el alma a punto de ebullición en la alegría.
Antonio, sigue sin asimilar lo que ocurrió con el zancudo y con la bola que salió de su mano luego del piquete que esta vez, si atinó en el ojo. Amanda, salta al terreno y lo abraza y lo besa sin parar.
Mario Moreno, comienza la retirada ordenada de sus tropas al refugio, en medio de un disparate de fuegos artificiales, que los desorientó en un triunfo lleno de medias luces y de medias verdades.

martes, 5 de abril de 2011

Una “AN” sin “N” y sin “A”... (Parte II)

En la Asamblea Nacional de hoy, se despedazan las esperanzas de contar con una “representación” digna de los venezolanos en medio de ésta democracia “participativa” y “protagónica” aún en gestación...

Eso, en mí dolorosa opinión, nos deja una “Asamblea” acéfala de su razón de ser: “hacer leyes que permitan al Estado proteger al hombre de los otros hombres, sin que éste, pueda oprimirlo impunemente mediante facultades coercitivas que le ha otorgado la propia colectividad”.

Esto que ocupó con un tino sorprendente hace más de 200 años a Montesquieu, demuestra lo imberbes que somos en estos momentos de cambio. O por lo menos en esta diatriba dialéctica que proponen los vientos que arrebatan a este proceso que inició hace 12 años –o tal vez más–.

Y es que no se trata sólo del Estado; se trata de todo y de todos...

Estamos inmersos en ese “momentum” en el cual la estupidez nos cierra los ojos en espacios de discusión aletargada y llenas de desazón; ese que genera este maniqueísmo malsano que nos sume en un “blanco y negro” que no deja más que desesperanza y división...

La oposición por su lado, muestra su dentadura poco afilada en la política y, en lugar de jugar al juego de una nueva manera de practicarla, prefiere dar al traste a cualquier posibilidad de gobernabilidad y se monta en su traje de campaña de descalificación y de ataque constante; ese que en ocasiones es capaz de opacar los avances inocultables que el gobierno ha tenido en varias de sus más conspicuas áreas: deporte, tecnología, educación, salud e inclusión social.

Allí, la mentira y la juerga, se dan la mano...

El Estado por el suyo, usa sin menosprecio alguno su poder en aras de lograr que las leyes se amolden a sus designios. Tapizados en él, quedan aquellos que en su trinchera –o mejor dicho en sus casas y frente a su televisor–, escuchan las más absurdas intervenciones de los diputados que eligieron y, de los cuales, sólo reconocen su foto.

La manera en la cual se han llevado a cabo las discusiones en la Asamblea Nacional, nos coloca en un estado de cosas que preocupa enormemente, ya que no será posible mantenerlo por mucho más tiempo...

No es posible ver como el Presidente en un movimiento político válido –pero retórico por supuesto–, llama al diálogo y propone devolver la ley habilitante en Mayo, e inmediatamente escuchar a los diputados de oposición decir que no... ¿Por qué esperar?... ¡Que debe ser ya!..., es como intentar entender el por qué los Estados Unidos no han firmado el protocolo de Kioto a estas alturas, cuando el planeta literalmente se los “exige” antes de ahogarnos en su tozudez...

Tampoco es posible ver como los diputados del PSUV se mofan de su mayoría –realmente en vilo numéricamente hablando luego de los ajustados resultados del 26S– y se burlen con pitas –por no decir menos–, de las intervenciones de los diputados de la oposición.

En esta actitud –casi infantil–, cabe la pregunta: ¿será que los diputados del gobierno son mejores que los de la oposición?... No sé, pero la humildad, la honestidad y la ética dejan claro que ninguno es mejor que el otro. Ambos bandos fueron elegidos por la gente; por ese pueblo al que tanto nombran y que pareciera ser una entelequia meramente discursiva a la cual se puede aludir cada vez que te conviene y evadir cada vez que te da la gana...

La manera en la cual se está asumiendo a la Asamblea por parte de los diputados de ambas “talanqueras”, se parece a una asamblea de ciudadanos en la que se discute si la verbena de carnaval se debe hacer en la cancha de futbolito o en la cancha de bolas criollas... En esa disputa, la razón primordial es en que una verbena de barrio debe bailarse y la tierra no es buena para ello... ¡Qué fallo!... –como diría Rubén Blades–.

El país está sumergido en un sinfín de problemas que reclaman sindéresis, claridad, planificación y sentido común. No es posible que a los diputados que eligió la gente para proponer soluciones, no le caiga la locha en el pie para saber que están poniendo la cómica y que los ciudadanos, nos damos cuenta de su necedad...

He allí, una vez más, el momento en el cual nos convertimos en protagonistas de nuestros anhelos y de nuestras ansias como ciudadanos; aquellas que buscan sin tapujos un país mejor. Uno en el cual realmente somos los que empujamos las carretas y no los que la montamos.

¿Qué hacer?...

Sólo se me ocurre seguir bregando sin tregua a las maneras; a las vías de comunicar nuestra peor tragedia: la polarización y la imposibilidad real de sacudírnosla con éxito en el corto tiempo...

Un país con una Asamblea Nacional, que perdió la “A” y la “N” terminará cayendo por un barranco ultimado en el peor de sus caminos: el del atropello a la razón...

viernes, 5 de noviembre de 2010

Una "AN" sin "N"...

Desde hace unos días me trae de cabeza la novela de José Saramago(QUEPD) † : “Ensayo sobre la lucidez”. Sólo transito las primeras 120 páginas y no logro calmar las ganas de darle un espacio a ese indomable pulso de la cotidianidad; ese, que termina blandiendo teclas detrás de un sentimiento.


Y es que el Sr. Saramago se adentró en su obra exigua –antes de partir– a dibujar el comportamiento social en masa, como ningún otro.

En esa desazón que produce la calle de las seis de la mañana, de la seis de la tarde y de la lluvia que pareciera ensañarse con nuestra gente, comienzan a salpicar las palabras tras la estupidez de algunos políticos luego del 26S.

¡No es posible!... ¡En verdad no lo es!... ¡Hasta cuando!...

El 26S se parece a lo que Saramago propone en su novela como: “un momento de lucidez en medio de una demencia generalizada”… En mi opinión, el 26S cae como un “coscorrón” sobre la sensatez y la sindéresis…

Un 34% de abstención en elecciones que históricamente rozan el 52% y el “renacimiento” de una oposición en el seno de la Asamblea Nacional, para mí, ¡es muy, pero muy bueno!... Inclusive escuchando a uno de sus más conspicuos e inauditos representantes decir esta infeliz frase, a tan solo tres días de las elecciones: “Este es el principio del fin de Chávez” (Enrique Mendoza – 29/09/2010)...

¡Así son ellos!... ¡Algo torpes!...

No entender que la lucidez de un pueblo entero al acudir masivamente en un 66% al acto electoral, es un gran triunfo de todos, es ser terco como una mula, sin argumentos y sin posibilidades para sostener un discurso en cuatro palillos de dientes…

Ahora bien, por otro lado, encontramos a un gobierno que en su posición eternamente maniquea de “blancos y negros”, es incapaz de reconocer al contrario en su paso adelante. Ese que resume indiscutiblemente a un opositor que no es golpista, ni mucho menos; el del opositor de a pie; aquel que cruza la calle con los motorizados pisándole los talones; el que sumó en el voto lista (muy cercano al que entendemos como popular) un “empate técnico” con los simpatizantes del gobierno; el que no quiere “¡salir de Chávez ya!...”, pero que, con todo el derecho que le da ser Venezolano, prefiere otro modelo político y de gobierno para sí y para los suyos.

¡Así es el gobierno!... ¡Algo torpe también!...

He aquí entonces cuando entro en etapa de animación suspendida y quisiera ser congelado por unos cuantos años y despertar a ver en Youtube qué dijo el presidente el 4 de diciembre del 2012 en aquel balcón –si es que logró alcanzarlo– y que dijo su opositor sino logró suplantarlo…

Pero lo que más me trae de cabeza –además de la novela– es lo que comenzará a ocurrir en Enero próximo cuando se inicien las cesiones de la nueva Asamblea Nacional en medio de este pastel dividido con mayoría oficial.

Permítanme ser, en este instante, algo pesimista… ¡Lo siento!, pero no avizoro buenos tiempos ya que los modelos a defender en cada trinchera, son “literalmente”, irreconciliables… Derecha. Izquierda. Ultra derecha. Ultra izquierda. Capitalismo. Socialismo. En fin, modelos políticos; ideológicos; de vida; que no se entienden –lamentablemente–.

Si partimos de la premisa de un enfrentamiento ideológico y enmarcado en la “lucha de clases”, lo que pareciera sobrevenirnos es la inanición y la parálisis que se generará a raíz del mismo.

Es allí donde el sentido común de nosotros; los que no participamos directamente en estos estadios de discusión y vida política, puede convertirse en transformador de posiciones en busca de alguna forma de equilibrio que nos dinamice… Pero esto lo haremos en nuestras casas, familias, trabajos, comunidades, concejos comunales; en fin, en nuestro cotidiano andar…

Debemos entendernos como individuos que, con sólo conversar con argumentos y convicción, podemos lograr que las cosas se vean diferentes; como lo que son: un sinfín de momentos y de avatares de los cuales aún –lamentablemente– no somos totalmente protagonistas…

No podemos permitir que la nueva “AN” se instale sin la “N” que nos denota como “País Nacional”… Como ese pueblo que quiere vivir lo mejor posible y que para ello necesita que logren, dentro de su seno y su hemiciclo, un mínimo acuerdo de gobernabilidad para que el país fluya y no se convierta en una carabela con Himno, Bandera y Escudo Nacional…

lunes, 6 de septiembre de 2010

Eleeciones y desesperanza...

A menos de un mes, el 26S se presenta desbocado hacia el filo de la desesperanza.

Los factores de oposición están ≪enconchados≫ en la MUD en un mutismo que realmente asusta y preocupa. El inicio de la campaña electoral ya muestra desaciertos: pensar que callar es estratégico o táctico y que montarse sobre el desazón de la inseguridad, les dará rédito.

En mi opinión, el momentum que afronta la MUD, es complejo. No debe ser fácil para ellos –porque nunca lo han hecho–, arbolar una estrategia comunicacional que presente planes, propuestas, claridad, piel de pueblo y, a su vez, evitar seguir arando en el antagonismo que sugieren ambos modelos sin levantar sospechas...

Está claro que dicho antagonismo es maniqueo y que, en sí mismo, no podrá ser amainado por ningún planteamiento por muy buena intención que traiga. ¡Es sencillo!, la pugna en cuestión no permite encuentros de sectores que en su hostilidad, cerraron filas en la defensa de sus intereses y de su sed de mantenerse o de asaltar el poder.

Hasta aquí, la cosa está relativamente aceptable desde el punto de vista político para la oposición, sin embargo, en los últimos días entra en escena una nueva burbuja mediática que sistemáticamente martilla con alevosía a la desesperanza del ciudadano de a pie, cabalgando sobre el argumento de la inseguridad el inicio de la campaña electoral.

El gobierno, por su lado, ha dado tumbos entre el silencio, la ineficacia y el fracaso en este tema y, pareciera buena la oportunidad ≪política≫ para la oposición sacarle el jugo a ese limón. Soy claro: para mí, eso es bastante desdeñable por su intención y su consecuencia. El desespero que puede producir en algunos sectores –por no decir en todos–, puede rayar en lo peligroso.

En este instante, comienzo a sentir desconcierto por algunas evidencias de esto. Permítanme entonces, la ligereza de tocar al son del documental ≪Los guardianes de Chávez≫, y de la foto de la morgue de Bello Monte publicada en El Nacional y en TalCual hace unos días, para tratar de drenar un poco.

Todo ≪documental≫ o ≪fotografía≫ debe tener un objetivo y una intención. Estos elementos gráficos que salieron a la luz pública, roen tres claramente: Hacer ver que el gobierno tiene clara filiación con la ETA y con las FARC. Mostrar en una suerte de amarillismo a la ≪Crónica Policial≫ el desastre que cada fin de semana se vive en las morgues del país; no sólo por la pila de fallecidos, sino por la crueldad que hay en el tratamiento de sus cuerpos y, por supuesto, de sus familiares. Y, la peor de todas, sembrar incertidumbre y desesperanza en esa porción de país que no cree en esta propuesta de gobierno que se instauró hace 11 años.

¡La inseguridad no debe blandirse como bandera electoral y punto!… Si bien es cierto que esa abrumante realidad no se puede tapar con un dedo y mucho menos opacar con mensajes continuos de distracción como los que el gobierno usa en sus medios, utilizarla como propuesta electoral se asemeja al hecho que lo importante en una guerra, es mostrar los muertos apilados en las esquinas destruidas de cualquier ciudad, para que haya acuerdos y termine...

Lo más delicado de esto me resulta el eco que retumba en los oídos de la gente. Escuchar cosas en la calle como: ≪–Chica, ¿tú no viste el video ese de los guardianes de Chávez? ¡Ay no! ¿En qué país vivimos? ¡Yo definitivamente me voy–≫, me hacen pensar que transitamos nuestros días en una especie de país de fantasía en el que ambos mundos se desconectaron y transitan su propia historia.

Las elecciones que están por venir el 26S, deben convertirse en un mecanismo real para ponernos en sintonía con el país que queremos y con su futuro. El manejo que los medios de ambos polos le están dando a este problema, los coloca al margen del mínimo raciocinio a las puertas de un acontecimiento que debe ser una fiesta y no una batalla.

Hagamos votos como ciudadanos en nuestras familias, en nuestros oficios y en nuestra comunidad para que la inseguridad como problema que nos afecta a todos, sea una excelente excusa para mostrarnos activos en el debate de las ideas y buscar y proponer salidas, en lugar de destruir. Total, todos somos dueños de una posible solución...

Por cierto, ¡votar, no es una opción! ¡Es tu obligación!...

martes, 27 de julio de 2010

¡Entran en la recta final!...


El recuerdo que tengo de Alí Khan en mi memoria de niño, se ha visto potenciado en estos tiempos. Evocar aquella narración es inevitable: “Entran en la recta final… ¡Y cañonero no puede perder!…” –bis.

¡Qué sensación tan sabrosa suscita el imaginarse a ese caballero del hipismo suspendido en lo alto del techo de la tribuna principal, con binoculares, micrófono y garganta, describiendo con aquella intuición chocante el final de una carrera de caballos! 

Y es que las carreras de caballos se parecen a nuestro país –o mejor dicho, a nuestra América Latina entera–. Creo que así somos: estruendos humanos galopantes que asumen una disputa como si todo fuese a acabarse.  Las rectas finales en política son, o parecen, el colofón del mundo. Un amigo nos lo decía en estos días: “el final, no perdona”… Suscribo esta frase –bastante lapidaria por cierto–, porque me hace ponderar un poco sobre lo ocurrido en la sede de la OEA en Washington DC…

El jueves transcurría como todos: calor y lluvia en duelo parejo por sobresalir y hoy, en particular, con la sesión de la OEA de telón de fondo. El desenlace era esperado. Enterarme del desafuero de la intervención del embajador Hoyos de Colombia me comenzó a generar escozor, porque además, me estaba enterando en medio de la calle y en una avalancha de mensajes de texto que me alteraban. Bueno, no era para menos. Si los mensajes que me llegaban eran ciertos –soy de los que cree que sólo el 30% lo es–, estábamos al borde de una ruptura “segura” de relaciones con nuestro hermano país. Apurado iba buscando un televisor para ver la intervención del Embajador Roy Chaderton que recién comenzaba, mientras pensaba en lo que podría significar romper relaciones contigo mismo; con tu pasado o –peor aún–  con tu propia familia.

Colombia nos incumbe directamente por una sencilla razón: somos vecinos y no sólo compartimos historia y compartimos gente; compartimos miles de kilómetros de frontera viva en lo comercial, en lo militar, en lo social y en lo delictivo. Compartimos pueblos enteros que ya ni recuerdan de qué lado del alambre están. Las vacas tienen becerros cuyos padrotes eran del otro lado; es decir, becerros con dos nacionalidades y sin cédula de identidad. Los caimanes del Meta se cruzan con los del Orinoco y las babas hablan dos idiomas. Los tripulantes de las  embarcaciones pequeñas que navegan nuestros ríos, se pasean de noche por las riveras para tomarse un roncito y descansar un poco de ese fusil que pesa toneladas en el hombro y en la conciencia; en fin, somos un hilo de tierra invisible que nos une y que nos separa a la vez. 

Así entonces llega el momento en el cual, se pierde la sindéresis y se “provoca” con alevosía al sentimiento tradicional patriótico y de soberanía –con una gran carga militar–, para propiciar un rompimiento que, en mi opinión, se asomaba inevitable luego de los trastoques de los últimos días, con las denuncias de campamentos de las FARC en territorio venezolano.

Intentar entender lo que el gobierno Colombiano hizo en la OEA –incluyendo al presidente Santos, recién electo–, es aspirar interpretar el por qué el continente Africano está seco de sed, con un océano Atlántico que baña todo su cuerpo sin pretensión alguna más allá, de escabullirse a su necesidad. Los gobiernos del mundo –al igual que el océano–, tuercen su vista indiferente y no son capaces de tomar toda esa agua atiborrada de sal y convertirla en vida y prefieren gastar sus energías y ambiciones, en guerras que sólo vierten muerte sobre la tierra.

Así, volviendo a nuestro continente, el Embajador Hoyos hizo alarde de la más insólita necedad y torpeza al intentar embaucar a los embajadores presentes en la OEA con fotos y videos que, independientemente de su veracidad y su origen, fueron mostrados con una sola razón: provocar un rompimiento en la recta final de un gobierno que a sólo 16 días de su partida, parece haber perdido el norte de la mínima convivencia política y diplomática; por no decir que pareciera haber perdido la mínima cordura..

Ahora bien, en un tablero de ajedrez servido sobre mantel de camuflaje, las jugadas, no son sorpresivas. Cuando el caballo asoma su nariz en la recta final, siempre habrá un alfil o una reina, que le ponga coto a sus movimientos en “L” que en ocasiones, parecen ser imperceptibles.

He allí donde se hacen presentes el pragmatismo y la oportunidad. He allí en donde las decisiones cargadas de sentimiento, terminan siendo derrotadas por el largo aliento de la realidad; aquel que rompe filas en una línea fronteriza divisoria que suma al menos 3 millones de personas en cuya afectación directa, está la daga mas fuerte de la estupidez de ambos gobiernos. He allí donde hace aguas la pelea de “pajita de hombro” que sólo deja desazón y desconcierto y, sobre todo, impotencia en los pueblos que ven como quedamos a la intemperie de un arrebato personal…

Hace unos días me preguntaba –con papel y lápiz en mano–, si el gobierno caería en esa incitación evidente. Lamentablemente cayó. Yo, hubiese preferido que hiciera un forcado para detener a ese toro que, para mí, ya venía corneado… 

La pregunta es: ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué no aguantó un poco y le dejó los crespos hechos a Uribe? En mi opinión hubiese salido fortalecido, manteniendo la excelente intervención de Chaderton como defensa argumental de un ataque realmente burdo. 

Estoy convencido desde hace unos cuantos años, que el  gobierno no toma decisiones sin medir antes sus consecuencias, aunque a veces pareciera hacerlo. Abusando un poco de la imaginación, permítanme pensar que Chávez pisó el peine adrede. Pues sí, ¡adrede!… Lo hizo para desnudar la estupidez de Uribe que, con las maletas hechas, se aventura a levantar tamaño polvorín.

Tengo la percepción de que, al margen de creer que fue un error táctico, la decisión tendrá eco en la comunidad internacional y no por la decisión en sí, sino por lo que la ocasionó: La locura de un caballo que entrando en la recta final, prefirió entrar en el carril del caballo de al lado, en lugar de dejarle al de atrás, iniciar su propia carrera libre de polvo en los ojos…

viernes, 16 de julio de 2010

De aquí pa'llá...

Hoy fue un día de atareo con mi mamá. Era el quinto día de una fiebre sarcástica que sube y baja cuando le da la gana y, con mi hermana y yo, dándole por el costado para que dejara su jueguito...

Agua de coco, consomé de pata de pollo, leche condensada con almendras, guayaba con pimentón y jugo de mora, fueron los primeros auxilios que encontramos en los 3.000 mensajes que llegaron a nuestros celulares –bueno, al Blackburro de Adriana-, facebook, twitter y cualquier vaina electrónica que usa la gente hoy por hoy para comunicarse y correr bolas sin estar seguros; gestando mitos que ya ni se sabe a que tumba nos van a llevar… 


La incertidumbre de un Dengue casi diagnosticado, nos obligó a ir por tercer día seguido a una clínica que, de antemano, sabíamos que no nos iba a servir por no estar incluida en la lista de afiliación del nuevo seguro de los maestros. 


Pero señor, por favor, ¿podría darnos la seguridad si nos van a atender en esa clínica? Mire que es la tercera persona con la que hablo y me da información diferente... 
 ―¿Está seguro señor? 
Okey, la vamos a llevar mañana a primera hora para allá, gracias... 


Llegar a esa clínica no fue fácil –como nunca lo es en esta ciudad atiborrada de carros y motos–, y menos digerible fue el mamonazo que nos dio la muchacha al decirnos que no tenían cobertura para ese seguro; peor aún, que ni siquiera sabía que existía...  


Señor, ¿cómo está?, le cuento que nos acaban de rebotar como pelota de goma de la clínica. 
Pues le informo que no está afiliada. 


El rebote implicó -por supuesto- buscar otra clínica, algo que avizoraba un periplo interminable, tal y como terminó ocurriendo... 


Rosana (mi mamá) trabajó –o trajinó mejor dicho– por 35 años como maestra y hoy no cuenta con un seguro de salud decente con el cuál, enfermarse –como todos-, no sea un lujo que solo pueden darse algunos.  


Lo peor del cuento, es que hasta hace pocos meses contaba con un seguro privado y pagado por el ministerio, que le permitió caerse de rodillas y ser atendida en solo dos horas en la emergencia y salir de ella sin tener que esperar 6 horas. 


¿Está seguro señor? Mire que vamos a ir a  esa clínica y ya sería la tercera. No quiero seguir pariendo con mi mamá de aquí pa’llá. 
Señor, entre las 5 veces que he tenido que contar lo mismo a ver si me ayudan y los 4.500 mensajes de texto y de Blackberry que me han llegado enseñándome a resolver todo, ya estoy que exploto... 
¿Cómo me pide que me calme? Por favor ayúdeme. 
Si, ese es el caso; ese mismo... 
¿Está seguro señor?  
Bueno, estamos cerca.  
Al llegar lo llamo inmediatamente. 
¿Y cómo hago si llamo y ya se fue? 
Okey, confío en eso, gracias... 


La emergencia de la clínica estaba repleta. Adriana no podía creer la respuesta que le dio el encargado: -¡Aquí no ha llamado nadie señorita!– 


El teléfono se transformó en un aparato indispensable, en cuya batería estaba centrada la atención; ya la calentura de oreja no era normal. 


El golpe de suerte que tuvimos con Nilda –la persona encargada del seguro- no fue casual. Resulta que la jefa de había tenido Dengue unos días antes y se compadecióde ella; pues sí, ¡como escuchan!, se compadeció. La suerte fue hija de la suerte misma. 


La habitación 307 fue entregada 6 horas después de estadía en emergencia y, en verdad, no podemos quejarnos. 


El servicio de salud en nuestro país -al margen de los esfuerzos inocultables que ha hecho el gobierno en atención primaria con Barrio Adentro- está en terapia intensiva. 


Mientras, mi mamá, una semana después se debate entre el cansancio natural de una enfermedad que parece endémica y la incertidumbre de estar protegida a medias por un seguro social-médico debilitado y en posibilidades de extensión.